Nativa de húmedos bosques tropicales desde Malasia hasta las Islas Salomón, comúnmente conocida como Areca, la Chrysalidocarpus Lutescens es de esas plantas resistentes que exigen poca atención, perfecta para principiantes que buscan una compañera de piso fácil de cuidar, aunque precisa de unos cuidados básicos que deberás tener en cuenta.
Cómo cuidar Arecas
Luz: La Areca prefiere luz brillante indirecta. Evita la luz solar directa, ya que puede dañar sus hojas.
Riego abundante: Mantén el sustrato ligeramente húmedo, pero no encharcado. Riega de manera regular y asegúrate de que la maceta tenga un buen drenaje para evitar el encharcamiento. Deja que la capa superior del sustrato se seque antes de volver a regar.
Humedad: La Areca aprecia la humedad, por lo que es útil rociar sus hojas con agua ocasionalmente o utilizar un humidificador para aumentar la humedad ambiental, especialmente en invierno.
Mini Tip: retira cualquier tallo seco para ayudar a mantener la planta sana. Las puntas marrones son comunes, se pueden quitar si es necesario.
Curiosidades: mejora la calidad del aire al filtrar las toxinas de formaldehído, benceno y monóxido de carbono.
Crecimiento: Puede crecer hasta una altura de 1,5 a 2,5 metros en interiores, dependiendo de las condiciones y el cuidado.
Trasplante: La Areca no necesita ser trasplantada con frecuencia, pero si notas que sus raíces están sobrepasando la maceta, puedes trasplantarla a una maceta ligeramente más grande en primavera.
Apodos: Palma de frutos de oro, Palmera común, Areca, Dypsis lutescens, Butterfly palm, Yellow palm o Golden cane.
Pet/Baby Friendly: Perfecta si tienes mascotas o niños pequeños en casa.
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